Su dichoso hogar era el punto de reunión de todos los hombres piadosos y sabios de Inglaterra y del extranjero.
Tan santamente educó esta reina a sus hijos, que varios abrazaron el estado religioso. No se sentaba a la mesa…
¡Admirable espectáculo! Una reina enseña a sus súbditos las verdades de la religión; ¡llega hasta enseñarles una profesión a fin…